Let life flow and be
(Versión en español abajo)
There’s a practice that has transformed me recently: accepting things exactly as they are and as they happen.
It’s about allowing life to be life. Letting events, coincidences, and surprises unfold without forcing them.
When we allow things to flow, we discover a special kind of magic: sometimes it feels like everything was meant to happen, and in just the way it did.
When we don’t interfere with hurry, control, or resistance, what happens feels natural. When we force things instead, worries, fears, and a constant sense of struggle appear.
If a job isn’t for you, a better one will come. If a relationship doesn’t work, it wasn’t the right one. If what you desire isn’t in your life yet, maybe it’s not the moment yet, or maybe you don’t need it.
Accepting this is freeing. It’s trusting that what happens is exactly what we need at this moment. From there, fear loses its grip: there’s nothing to lose or gain—only experiences that arrive and go.
Life is an intelligent sequence of natural events. Flowing with them is truly living. And living that way is being at peace.
This deeply contrasts with the idea that happiness depends on designing the perfect plan: traveling, achieving goals, collecting experiences. True peace isn’t in the list—it’s in letting the list go.
How to practice it:
When something doesn’t go as planned: observe it, acknowledge it’s not to your liking, and remember you can’t change what’s already happened. Let it go, like a wave receding from the shore.
When something does go as planned: observe it too, be grateful, feel blessed. And most of all, avoid clinging to the result or expecting it to happen again.
In both cases, the heart of it is the same: release and trust.
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Dejar la vida fluir y ser
Una de las prácticas que mayor paz, tranquilidad y calma le ha traído a mi mente es el hecho de aceptar las cosas tal y como son, y tal y como suceden.
Es dejar la vida ser vida, dejar que los eventos y las casualidades sucedan; es mágico: no fuerzas acontecimientos, ni acciones, ni cosas.
Es mágico porque parece que las cosas estaban destinadas a suceder, y a ser de una determinada manera. Cuando a esa magia se la deja suelta, suceden cosas asombrosas, maravillosas.
Cuando irrumpimos en ella, o forzamos situaciones de nuestra vida, no las disfrutamos, simplemente no es natural, y ello tiene efectos en nuestra mente: preocupaciones, temores, miedos, agonía.
Si ese trabajo no es para ti, es porque otro mejor vendrá; si esa relación no ha funcionado, es porque no es la apropiada para ti; si no tienes aún lo que quieres, seguramente no lo necesitas, no lo mereces o el momento de tenerlo no es ahora.
Dejar fluir la vida sin forzar lo que ocurre es liberador, y genera el siguiente efecto en la mente: como me despreocupo de lo que ocurre, me afirmación en que lo que sucede es exactamente lo mejor para mí, lo que necesito en este momento, lo que debe de ser.
Al estar en esta afirmación, el miedo desaparece: no tengo nada que perder (o ganar), si algo tiene que pasar, pasará; y quedo expertamente ante la nueva experiencia que la vida me vaya a traer.
Esto es auténtica paz, auténtica presencia, y es lo que se llama Vivir la Vida. La vida es una sucesión de hechos de la naturaleza, que se ordenan y suceden de una manera muy inteligente. Dejar que sucedan y estar abierta a ella es vivirla.
Esto contrarresta mucho con la idea de que diseñes y estructures lo que tú piensas que la vida debería de ser (lo que sea que anhelas o piensas que te va a dar la felicidad).
Ponlo en práctica, es muy sencillo aunque requiere de práctica constante y con atención:
Sé consciente cuando algo no sucede según tus planes, tus gustos o tus expectativas.
Obsérvalo, date cuenta de que no es de tu agrado.
Después, ayuda a guiar a y educar a tu mente de que no puedes cambiar algo que ya ha sucedido
Déjalo ir, como cuando dejas ir una ola del mar que acaba de llegar. Esto es lo más difícil, aunque es lo más liberador.
Igualmente, cuando lo que suceda sea de tu agrado, observa el hecho y agradece. Siente gratitud y siéntete bendecido por lo que ha ocurrido, y no te enganches ni te apegues a un futuro resultado (un reconocimiento, éxitos personales o cualquier otro ejemplo que aplique a tu caso)
En ambos casos, tanto si las cosas suceden como esperabas como si no, el centro está en lo mismo: soltar y confiar.